Te quise en el momento exacto... mojé besos en mi saliva y te sentí recogerlos entre mi boca y mis pechos.
Te encontré en mis ganas.
Ardiente, exigente... sonreí y bajé tus manos hasta la mitad de mis muslos.
Lentamente recibiste mi alma con tus manos imaginadas...
Mi olor a hembra domó tus sentidos acogiéndote... haciendo de las incógnitas, avalanchas de deseo que gritan aún calladas y perdidas, agitándose peligrosamente dentro de mi piel.
Me libero de uma rebeldia, primitiva y habitual. Hierve la temperatura. Atravieso cualquier juicio posible.
Entre los muslos hogueras de prisa y de memoria.
Su voz se hace presencia... me hipnotizan esos sonidos de sudados vocablos.
Arqueo la espalda, rozo el costado de la silla, siguiendo sendas y rutas desordenadas.
Finalmente... quiebro por dentro. Respiro hondo mil y una veces.
...Siento que la música hace mucho acabó.
Estoy viva... y necesito tu piel.